Ante la pérdida de un ser querido suele aflorar los sentimientos de abatimiento y tristeza. Y lo que cada persona siente es incomparable e intransferible a cómo transita otra persona un duelo. El dolor es una experiencia subjetiva, las demás personas podrán compartir con vos la expresión y manifestación de tu dolor pero no lo que realmente estás sintiendo ni su intensidad.
No es posible determinar cuánto tiempo te tomará el duelo pero sí es importante decidir qué hacer durante ese tiempo. Contás con tus habilidades personales, tu historia de vida, tus experiencias, tus relaciones que te ayudarán a ir consiguiendo pequeñas metas de bienestar psicológico, emocional y de salud. Es difícil transitar un duelo, pero la muerte es parte de la vida y esta situación es otra oportunidad para seguir creciendo como persona.
El duelo cuenta con diferentes fases, según los estados emocionales, las formas de pensar y los estilos de comportamiento que se desarrollan durante el proceso. Aunque es importante aclarar que no todas las personas transitan por cada una de las etapas y mucho menos en el orden establecido.
Fase de la incredulidad. Nos prepara para soportar el impacto emocional.
Inmediatamente después de la muerte de una persona importante en nuestras vidas experimentamos incredulidad, no nos parece que realmente esté ocurriendo, parece mentira, una pesadilla de la cual despertaremos. Cuánto más inesperada la muerte mayor la incredulidad. Es un tiempo de falta de reacción emocional e incluso falta de atención para desarrollar tareas sencillas y cotidianas. Es como dar un paso atrás para ver la situación desde otra perspectiva.
Fase de darse cuenta realmente de la pérdida
Los primeros instantes luego del fallecimiento sentirás síntomas de ansiedad o nerviosismo por la separación irreversible de ese ser querido. Y por la gran incertidumbre, ¿cómo será tu vida sin esa persona? Tendrás pensamientos repetitivos sobre su muerte y muchos recuerdos de momentos compartidos. Esta fase suele estar llena de tristeza intensa y llanto. También pueden aparecer síntomas físicos como dificultad para dormir o pérdida del apetito. Es aconsejable no aislarse y permitir la compañía de familiares y amigos para hablar del fallecido, recordarlo, desahogarse, expresar las emociones.
Fase de la aceptación y la adaptación
Los días van pasando y el tiempo emocional no tiene nada que ver con el tiempo cronológico. Se siente la ausencia de ese ser amado. Sin embargo, de a poco, a pesar de los altibajos emocionales, la fuerza de la vida te va visitando y empujando a aceptar que tu tiempo te pertenece y que tenés que predisponerte para estar bien más allá de la muerte de esa persona importante en tu vida. Mejora la tención y la concentración, las cuales te van a permitir enfocarte en tu familia, el trabajo, los amigos e incluso nuevos intereses y distracciones para autorizarte a volver a sonreír. Aunque hayas aceptado y asumido la pérdida todavía vendrán momentos de tristeza: recuerdos, cumpleaños, aniversarios, navidades. En esos momentos es bueno hablar de la persona, recordando cuán importante fue haber vivido junto a ellas y resignificando el valor del tiempo presente. Debes tomar la decisión de seguir creciendo como persona, generar proyectos que te nutran, hasta que puedas recordar a tu ser querido de manera entrañable pero sin dolor ni sufrimiento.
Fuente: La pérdida de un ser querido de Vicente Prieto